Ana y Laura, Madres de Plaza de Mayo
SU LUCHA ES NUESTRA LUCHA
Por Darío Ferrazzano
Los años pasan para todos, todos somos seres
humanos y la ley de la naturaleza dice que en algún momento tenemos que
morir. Nos toca a todos, es imposible
evitarlo. Sí se puede postergar según
los hábitos que se tenga. Y dependiendo
de los actos de cada uno, cuando lleguemos a lo inevitable se nos recordará de
generación en generación. También de
acuerdo a esos actos trascenderemos o no en la historia. Algunas personas trascenderán y serán
recordadas por hechos reprobables y macabros; otras quedarán en la memoria por
su lucha y entrega.
En los últimos 5 días han fallecido dos de
esas personas que trascienden por su lucha, por su convicción, por su entrega y
que por su amor quedan en nuestra memoria como si se tratara de un familiar
directo. El 18 de junio de 2013 nos dejó
Ana Barimboim de Kierznowicz una Madre de Plaza de Mayo que como bien la
recuerdan sus compañeras de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, “pese a la mirada triste por la desaparición
de su hija, será recordada por su implacable lucha. Ana está ahora luchando en otro lado, se mudó
de casa”.
Hoy, 23 de junio de 2013, partió Laura
Bonaparte integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Laura es un ícono de los movimientos de
derechos humanos, a raíz de la desaparición de sus hijos se convirtió en
miembro activa de Amnistía Internacional y de Madres de Plaza de Mayo (luego se
identificaría con Línea Fundadora). Fue
una de las primeras personas que iniciaron la campaña internacional para que la
desaparición forzada de personas sea declarada delito de lesa humanidad. Además fue quien interpuso un recurso de
amparo en 1998 (junto a Graciela Palacio de Lois) para evitar que la ESMA fuera
demolida tal como quería hacerlo el ex presidente Carlos S. Menem mediante el
decreto 8/98 firmado el 6 de enero de ese año.
Lo inevitable llega y nos llega a todos. Lamentamos y lloramos de dolor cuando nos
dejan personas cercanas y cuando nos
dejan personas que aunque no las hayamos conocido personalmente, ni hayamos
tenido trato con ellas, nos duele que se vayan.
Son esas personas que nos dejan una enseñanza, una esperanza, nos dejan
su fuerza y su compromiso. Ese legado
que nos dejan hace que esas personas sólo nos dejen físicamente. Como Ana y Laura, que partieron pero nos
dejaron su entrega y la responsabilidad de seguir luchando por su causa que es
la causa de todos y todas quienes consideramos que no hay que descansar hasta
que se haga total justicia y hasta saber a dónde está hasta el último de los 30
Mil y hasta saber dónde están los 104 nietos y nietas que aún nos falta
recuperar. Hoy nuestro compromiso es aún
mayor, porque ellas se fueron pero detrás de ellas hay otras Madres que
necesitan de nuestra fuerza para seguir luchando.
Ana y
Laura presentes ahora y siempre.
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