domingo, 23 de junio de 2013

Ana y Laura, Madres de Plaza de Mayo

SU LUCHA ES NUESTRA LUCHA


Por Darío Ferrazzano

Los años pasan para todos, todos somos seres humanos y la ley de la naturaleza dice que en algún momento tenemos que morir.  Nos toca a todos, es imposible evitarlo.  Sí se puede postergar según los hábitos que se tenga.  Y dependiendo de los actos de cada uno, cuando lleguemos a lo inevitable se nos recordará de generación en generación.  También de acuerdo a esos actos trascenderemos o no en la historia.  Algunas personas trascenderán y serán recordadas por hechos reprobables y macabros; otras quedarán en la memoria por su lucha y entrega.
En los últimos 5 días han fallecido dos de esas personas que trascienden por su lucha, por su convicción, por su entrega y que por su amor quedan en nuestra memoria como si se tratara de un familiar directo.  El 18 de junio de 2013 nos dejó Ana Barimboim de Kierznowicz una Madre de Plaza de Mayo que como bien la recuerdan sus compañeras de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, “pese a la mirada triste por la desaparición de su hija, será recordada por su implacable lucha.  Ana está ahora luchando en otro lado, se mudó de casa”. 


Hoy, 23 de junio de 2013, partió Laura Bonaparte integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.  Laura es un ícono de los movimientos de derechos humanos, a raíz de la desaparición de sus hijos se convirtió en miembro activa de Amnistía Internacional y de Madres de Plaza de Mayo (luego se identificaría con Línea Fundadora).  Fue una de las primeras personas que iniciaron la campaña internacional para que la desaparición forzada de personas sea declarada delito de lesa humanidad.  Además fue quien interpuso un recurso de amparo en 1998 (junto a Graciela Palacio de Lois) para evitar que la ESMA fuera demolida tal como quería hacerlo el ex presidente Carlos S. Menem mediante el decreto 8/98 firmado el 6 de enero de ese año.


Lo inevitable llega y nos llega a todos.  Lamentamos y lloramos de dolor cuando nos dejan personas cercanas  y cuando nos dejan personas que aunque no las hayamos conocido personalmente, ni hayamos tenido trato con ellas, nos duele que se vayan.  Son esas personas que nos dejan una enseñanza, una esperanza, nos dejan su fuerza y su compromiso.  Ese legado que nos dejan hace que esas personas sólo nos dejen físicamente.  Como Ana y Laura, que partieron pero nos dejaron su entrega y la responsabilidad de seguir luchando por su causa que es la causa de todos y todas quienes consideramos que no hay que descansar hasta que se haga total justicia y hasta saber a dónde está hasta el último de los 30 Mil y hasta saber dónde están los 104 nietos y nietas que aún nos falta recuperar.  Hoy nuestro compromiso es aún mayor, porque ellas se fueron pero detrás de ellas hay otras Madres que necesitan de nuestra fuerza para seguir luchando. 


Ana y Laura presentes ahora y siempre.

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